EE.UU.: bajo escrutinio cambios a programa de trabajadores temporales

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WASHINGTON D.C. – La medida de la administración Trump para frenar a los trabajadores extranjeros temporales en Estados Unidos semanas antes de las elecciones del 3 de noviembre, pone de relieve una parte muy debatida sobre la mano de obra que algunos legisladores han tratado de reformar desde hace más de una década.

Están en juego las visas H-1B, que le permiten a los empleadores contratar temporalmente a trabajadores extranjeros especializados en ciertos campos. Las reglas emitidas a principios de este mes por el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) restringen los empleos con visas H-1B al ajustar la definición de “ocupación especializada” que califica a un trabajador extranjero para ser contratado. Mientras tanto, las reglas emitidas por el Departamento de Trabajo (DOL) aumentan los sueldos y salarios mínimos que los empleadores estadounidenses deben pagar a los trabajadores extranjeros en un 30%.
“En general, las normativas están tratando de dificultar que los trabajadores extranjeros puedan obtener visas o permisos de trabajo al hacer más engorroso el proceso para las empresas que los patrocinan”, dijo la abogada de inmigración, Rosanna Berardi, a la Voz de América.
El aumento del costo de la mano de obra importada hace a los trabajadores locales más atractivos. Los economistas dicen que también incentivan a que las empresas trasladen sus operaciones al extranjero, lo cual saldría más económico que traer costosos trabajadores extranjeros. La tasa de desempleo en Estados Unidos estaba en un 7,9% en septiembre, una reducción comparada al 15% en el mes de abril. Pero más alta que el 3,5% previo a la pandemia.

Protegiendo empleos
La administración Trump dice que su meta es aumentar y proteger los empleos estadounidenses.
“El Departamento del Trabajo (DOL, por sus siglas en inglés) está fortaleciendo las protecciones a los salarios, revisando abusos en estos programas de visas y asegurando que los trabajadores estadounidenses no sean desplazados por mano de obra extranjera más barata”, dijo el secretario del Trabajo, Eugene Scalia, en una declaración.

Por su parte, el Departamento de Seguridad Nacional dijo en un comunicado que la información “muestra que los más de medio millón de no inmigrantes con visas H-1B en Estados Unidos han sido usados para desplazar a trabajadores estadounidenses”.

El DHS no respondió las solicitudes de la VOA para conocer detalles de la información a la que hizo referencia.
Defensores de la inmigración disputan los hallazgos del DHS. Doug Rand cofundador de Boundless Immigration, dijo que aunque han habido casos de empleadores que han abusado del sistema H-1B, varios estudios han encontrado un impacto positivo de la inmigración capacitada en los salarios y el empleo de estadounidenses con o sin título universitario.
“Dichos hallazgos son consistentes con la óptica de que los inmigrantes calificados son con frecuencia un complemento a los trabajadores locales, que la entrega de conocimiento que mejora los salarios ocurre como resultado de la interacción entre los trabajadores, y que los inmigrantes calificados innovan suficiente para aumentar la productividad en general”, dijo Rand.
Economistas señalan que Estados Unidos tiene un déficit de trabajadores especializados en varias áreas críticas.
“Los inmigrantes altamente calificados que traemos, casi la mitad está en lo que se conoce como STEM (Ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas, por sus siglas en inglés)”. Pia Orrenius, economista del banco Federal de la Reserva de Dallas, dijo que “mientras que, si nos fijamos en los graduados universitarios que producimos en Estados Unidos, es solo una cuarta parte”.

En el Capitolio
Balancear las necesidades de mano de obra calificada con el bienestar de los trabajadores estadounidenses ha sido una meta que siempre se ha buscado en el Congreso.
El senador republicano Chuck Grassley, de Iowa, y el senador demócrata Dick Durbin, de Illinois, han propuesto una serie de proyectos de ley bipartidistas sobre las visas H-1B, desde el 2007. Más recientemente, en mayo, ambos reintrodujeron leyes sobre las visas temporales de trabajo, así como sobre las visas L1, que le permiten a empresas en el extranjero transferir empleados a Estados Unidos.
“El Congreso creó estos programas para complementar la fuerza laboral altamente capacitada de Estados Unidos, no para remplazarla. Desafortunadamente, algunas compañías están tratando de explotar estos programas al sustituir a trabajadores estadounidenses con mano de obra barata”, dijo Grassley en una declaración escrita.
Durbin está de acuerdo y dijo que “reformar los programas H-1B y L-1 es un componente crítico para arreglar nuestro averiado sistema de inmigración”.
Pero Durbin criticó las normativas del DHS y DOL de la semana pasada, catalogándolas como un pobre sustituto de legislación completa. En su cuenta de Twitter señaló que “este paso de último minuto es una táctica para encubrir la incumplida promesa del presidente para detener el abuso con el programa H-1B”.

Resultados y ganancias
Daniel Costa, director de investigación legal de inmigración en el Instituto de Políticas Económicas, con sede en Washington, dijo que Estados Unidos se beneficia de los trabajadores calificados extranjeros, pero que igual hace falta hacer ciertas reformas.

“Tu puedes traer legalmente a un trabajador por menos de lo que cuesta un trabajador en esta área”, dijo Costa. “Las compañías harán lo que sea mejor para sus resultados y sus ganancias”.
Costa fue coautor de un reciente reporte que muestra que el 60 por ciento de los puestos H-1B certificados por el Departamento del Trabajo tienen “asignados niveles de salarios muy por debajo del promedio local por esa ocupación”, agregando que pasar nuevas leyes es la “más sencilla y simple solución” para reformar el programa de trabajadores extranjeros temporales.
“Pero la forma en que se está haciendo, y al último minuto, hace parecer que esto está políticamente motivado”, dijo Costa.

Posibles retos legales
Hablando con la publicación Bloomberg Law, el profesor de leyes de inmigración de la Universidad de Cornell, Stephen Yale-Loehr, dijo que queda por ver “si el DOL puede hacer un cambio tan grande (al programa de visas H-1B) mediante un proceso de cambio de normativas” y si dichas normativas “pasan las pruebas legales”.
“Habrá muchas demandas muy pronto”, dijo Costa. “Las compañías que quieren contratar personal con visas H-1B no van a poder ahorrar en grande como lo hacían antes. Y entonces el uso del progama H-1B por las compañías va a reducirse. Y esto asumiendo que las normativas no sean detenidas por una corte”.

Noticia publicada en:ACNUR

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